La vida me ha dado el don de poesía pero, sobre todo, la posibilidad de morir en vida y renacer de poeta a iniciada en el espacio de una misma vida.
Hablo de mi poesía como una poeta que murió, con esa distancia y con total desidentificación de una persona que fuera literata.
Antes bien, mis poemas fueron los peldaños de un camino iniciático hacia un salto radical al vacío.
En cualquier caso, se trata de poesía que considero "verdadera" a diferencia de una poesía que abunda actualmente y que califico de "racional-sentimental" producto del "animal social" .
Yo creo en el criterio directo y justo del lector y público en general pero es innegable que vivimos en una sociedad de cultura real altamente degradada y deprimida y que algunos, desde puestos de gran influencia, por ignorancia o por interés, promocionan y hacen pasar por poesía lo que no lo es.
El problema con todo esto no es que se trate de juzgar a buenos y malos ni condenar nada ni nadie sino que, una poesía que no sea expresión genuina del alma y se alinee con la Tradición, no alimenta las almas; es sólo un pasatiempo más o cebo para el cerebro.
La autoedición se debe a que no me dediqué a buscar editores porque, tras culminar mi poesía, me fui hacia mayor interiorización y cierta consagración a un modo genuino de vida espiritual y continué con la escritura de forma prolija, esta vez sobre mi camino de orden propiamente espiritual.
Esto tiene sus ventajas como presentar mi obra como lo deseo; y sus inconvenientes obvios.

Están muy presentes: el arraigo en la vena del romanticismo y la dicotomía bohemia/burguesía
culminante en el siglo XIX y principios del XX con artistas, escritores y poetas
como Baudelaire, Villiers de L'Isle d'Adam, Byron y Shelley, etc., etc. y continuada desde el siglo XVIII con poetas como Novalis, Hölderlin...
así como el espíritu de crítica radical a la sociedad
el alma artista pura frente al cientifico-tecnocapitalismo a ultranza
la poesía y la magia frente a la episteme
y sus posibles consecuencias como la soledad o la marginación radical
a lo William Blake, Léon Bloy, Camille Claudel, etc.

Hay muy claramente una vena lunar (delicuescente, felina y temporal) y otra solar (más combativa)
reuniéndose en lo atemporal.
la segunda bebe de la fuerza destellante a lo Rimbaud o Lorca
o la serenidad del espacio metafísico o del puro instante zen.

No leí poesía contemporánea sino grandes voces atemporales, asimiladas y destiladas a través de la propia necesidad de expresión de mi alma como pura supervivencia.